Dom. Oct 13th, 2024

“Iñigo Quintero firma con nosotros en marzo de 2023. Uno de nuestros grupos nos avisa: Iñigo mola mucho”, dice Esteve Lombarte, fundador de Acqustic, sello y manager de Quintero, el joven coruñés de 22 años y residente en Madrid que ha protagonizado uno de los éxitos más increíbles de la música reciente con su canción Si no estás. En ese momento, tenía 30.000 oyentes mensuales en Spotify. Ahora, siete meses después, tiene 16,5 millones de oyentes mensuales en todo el mundo. Su canción es hoy la cuarta del ranking de la aplicación musical, con más de 102 millones de escuchas, por encima de la mayoría de los temas del nuevo disco de Bad Bunny y de artistas globales como Taylor Swift, Drake o Doja Cat. Ha sido número 1 en Alemania, Holanda y Bélgica y ha llegado a aparecer en 30 listas de éxitos globales.

Quintero solo tiene publicadas otras tres canciones y no concede entrevistas, por ahora. En agosto era un chaval completamente desconocido. Su vida es todo un misterio, más allá de que se sabe que estudió en el colegio religioso de Fomento Peñaredonda de A Coruña. El sábado cantará Si no estás en el Wizink Center de Madrid, en un concierto colectivo organizado por Cadena 100. “Puedo confirmarte que tenemos muchas peticiones de entrevistas”, asegura Lombarte. Y añade: “Pero no es el momento de hacer una gira de prensa o de conciertos. Lo que tenemos que hacer con Iñigo es preparar más canciones, el directo, la gira. También tenemos muchas peticiones de discográficas de todo el mundo, que quieren colaborar con los mejores productores y hacer remixes y de todo”.

Quintero publicó su canción en septiembre de 2022. Pero el éxito global le ha llegado un año después. En estos 12 meses han ocurrido una serie de hitos vinculados a la viralidad de la era actual, donde los recomendados de TikTok y playlists de pequeños influencers en Spotify tienen un papel clave en cómo se forman los gustos. Luego, como en este caso, ocurre la magia de la viralidad. “Hace dos o tres semanas, la curva empezó a crecer e hizo lo que hemos visto con otros artistas: de 30.000 a 50.000 oyentes mensuales en Spotify, de 50 a 80, de 80 a 100 y de golpe un día pasa de 100 a 200 y dices ‘esto es un gran salto’, y sigue de 200 a 300″, explica Lombarte. Y aún no ha parado.

Es un caso raro, pero dentro de la industria musical están habituados a ver estos fenómenos a distintas escalas: “Ahora estamos más acostumbrados a ver esos crecimientos tan rápidos”, reconoce Chiara Hellquist, directora de Vevo España, plataforma de vídeos musicales. “Tienes un vídeo viral, despuntas y te conviertes más rápido en un fenómeno de one hit wonder [artista de un solo éxito], no da tiempo a asimilarlo”, añade.

Una ‘startup’ catalana

Sin embargo, la curva viral del éxito de Quintero parece difícil de igualar. En Acqustic, una startup catalana con 10 empleados y fundada en 2017, han visto entre sus músicos casos similares pero menores como Guitarricadelafuente, Besmaya, Paula Koops o Malmö 040. Su modelo de negocio ha ido cambiando: empezaron organizando y coordinando conciertos para artistas emergentes y ahora han pasado a ser un sello digital que vive de los derechos.

Acqustic hace lo que ellos llaman “SEO y SEM en Spotify”. Son dos estrategias vinculadas a Google. Su objetivo es promover páginas web para que salgan favorecidas cuando alguien hace una búsqueda, ya sea de modo orgánico o pagando. Lombarte explica: “Si cada día se suben más de 50.000 canciones en todo el mundo, nuestra pregunta es ¿cómo hago para atraer tráfico, es decir, fans, a mi canción? Ese SEO y SEM puede implicar acuerdos de pago con influencers y otros creadores, pero también hay muchas acciones orgánicas que permiten activar el algoritmo de las plataformas”.

Para lograr levantar la canción, antes está el paso indispensable de distribuirla en todas partes: Instagram, TikTok, Twitch, Shazam [una app que sirve para identificar canciones], Spotify, Apple, Amazon Music. En el caso de Iñigo Quintero, la distribuidora es Believe, una empresa que trabaja con Acqustic. Haciendo una analogía con el mundo del siglo XX, Believe sería quien repartía los CD a las tiendas físicas. Acqustic llevan la estrategia de marketing de los cantantes y son sus managers. Entre ambas intentan que las plataformas coloquen sus canciones en las playlists.

El truco clave hoy es el playlisting, colocarla en listas de pequeños usuarios o influencers. La obsesión de los músicos es colarse en listas célebres de Spotify como “Novedades Viernes” o “Éxitos España”, la mayor del país. “Pero para acabar ahí”, reconoce Lombarte, “para que Believe pueda llamar a Spotify y decirle ‘pon esto en Éxitos España’, antes tienes que haber pasado por playlists más pequeñas, que haya funcionado y que haya gente que se guarde la canción en su biblioteca”. Para Spotify, una métrica clave es comprobar cuánta gente se guarda esa canción en sus listas particulares. En el caso de Quintero, esa cifra, según Acqustic, fue extraordinaria.

Acqustic ha tenido varios éxitos, pero dicen “no tener la fórmula de la Coca-Cola de la viralidad”. Tienen los derechos de 2.500 canciones de unos 400 artistas. En su base de datos de artistas emergentes tienen más de 20.000, donde pueden ver cómo “traccionan” sus temas en las plataformas. “Miramos cifras a una escala muy pequeña, ya se ven cosas. Obviamente, cuando no hay nada de nada, solo con una canción, no hacemos milagros”, añade.

La ‘magia’ de TikTok

En el caso de la explosión de viralidad de Quintero, detectaron que el origen estaba en TikTok. “Allí surge, por una parte, de forma orgánica y por otra por el trabajo que se va haciendo. Obviamente, se habla con TikTok para que también lo potencie. Se crea una tendencia muy sencilla donde gente que no es famosa sube la canción Si no estás en un álbum de fotos con su pareja, en un carrusel”, dice Lombarte. Estos vídeos hechos por cuentas pequeñas de unos mil seguidores empiezan a viralizar. Llegan a crearse 50.000 al día, hoy hay 2,5 millones creados y el hashtag de la canción lleva 500 millones de visualizaciones.

Una portavoz de TikTok en España dice que un éxito así ocurre solo por “la democracia del contenido”, de manera orgánica, natural. Pero en enero, Forbes publicó que TikTok tiene un “botón viral” que puede elevar cualquier tendencia cuanto deseen. La portavoz no dio detalles sobre este caso. EL PAÍS ha consultado a otras fuentes del sector musical que confirman que TikTok recibe propuestas y puede ayudar a que una tendencia se vuelva orgánica: “Cuando vemos que empiezan a traccionar, activamos toda la maquinaria”, dice Lombarte.

“Llamamos a todas las plataformas para posicionar y escalar. TikTok dice que sí que funciona, lo pone como prioritario en las canciones recomendadas. Spotify lo ve también y empieza a ponerlo en playlists importantes. Parte de la magia de lo que hacemos es que necesitas que el producto que enseñas funcione orgánicamente. Cuando ellos ven que eso realmente funciona, hacen efecto bola de nieve, que es darle más gas porque genera interacciones”, añade.

Esa intervención humana es algo que las plataformas pueden tratar de reducir, pero sigue siendo clave. “Aquí está el factor editorial humano. El apoyo algorítmico es muy importante, pero si a un curador de playlists le das amor, se nota y mucho. Todo tiene un apoyo algorítmico, pero el factor humano sigue siendo muy importante”, afirma Hellquist. Luego está el criterio humano unido al algoritmo. Spotify tiene un sistema llamado Discovery Mode que les permite mostrar más alguna canción en su modo Radio. Eso ocurrió con Quintero.

Además del trabajo en plataformas, hay también otros intentos más tradicionales para darse a conocer. Acqustic compraba contenido promocional sobre sus cantantes en el medio digital Yorokobu.

La nueva vida del cristianismo

La viralidad no fue solo musical. Cuando la canción ya estaba subiendo, empezó en TikTok un debate gigante sobre si la canción se refería al amor humano o al de Dios. Esa segunda vida viralizó aún más la canción: “Sueñas alto es el poder que te han dado desde el cielo”, empieza. Y hay otras referencias ambiguas. Lombarte quiere seguir dejando la pregunta abierta: “Cuando algo es tendencia, la gente se suma a hablar”, explica.

En los últimos meses, las reuniones cristianas animadas con música moderna han tenido mucho éxito en TikTok. ¿Este podría ser otro ejemplo de esa tendencia? “Eso no tiene nada que ver realmente con el chico”, asegura Lombarte. ¿Es entonces una canción de desamor? “Al final cada cual la interpreta como quiere. La canción se hizo famosa porque la gente la usaba en sus álbumes de amor, normal y corriente. Iñigo hizo la canción en su momento en septiembre y ahora todos estamos intentando buscarle la gran vuelta”, defiende Lombarte.

¿Pero entonces lo es o no es? “Nosotros tenemos nuestras interpretaciones, no hay una respuesta clara y evidente. Si le preguntas a él, está tímido con este tema. Como artista, expones una parte de tu vida privada, ya sea sentimental, dudas, cómo te sientes con un tema y de golpe la gente los canta, los disfruta, se hace suyas una parte, una frase o lo que sea. Ahora como es tan viral, cada frase queremos saber qué significa”, concluye.

La cuenta de Instagram del colegio religioso de Fomento Peñarredonda, donde estudió Quintero, publicó en 2018 una versión suya de la canción G&t’s de Sofia Ellar, que también deja detalles de ambigüedad cristiana. En el momento de publicar esta noticia, ese post tiene solo cinco megustas.

Una corriente nueva

Hay más factores que han contribuido al éxito de Quintero, más allá del conocimiento de Acqustic de cada plataforma por separado como nativos digitales. Además, hay factores aleatorios que parecen darle impulso a algo que ya existe. Con la tendencia en marcha, llegó una story en Instagram de la influencer María Pombo: “Pombo también sube un vídeo e intenta apropiarse de la tendencia, como muchos otros influencers”, señala Lombarte.

El segundo factor es que han detectado un cierto cansancio del reguetón, según este profesional: “Trabajamos una nueva corriente artística. Hemos pasado de una época de reguetón y urbano muy potente a un cambio de tendencia muy claro”.

Hay un tercer factor, que es acompañar al artista. “Son todos muy jóvenes, de 18 a 22 años, y hay que ver si quieren tener una carrera. Si no, puede pasar como en el urbano, que ha habido más hits que artistas. Hay que tener en cuenta que es alguien de 20 años que pasa a tener un millón de personas que le escuchan cada mes”, advierte Lombarte. O como Quintero, 16 millones. De momento.

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