Análisis expreso | Abascal, ante el debate más épico contra el ‘dragón comunista’ de los cabezas
En su acta, Santiago Abascal se dirigió al director del PP como «señor Feijóo», mientras que el presidente del Gobierno y el vicepresidente segundo no le citaron por su nombre. Habla del “jefe de la manada” y de “la cómplice”. Con Yolanda Díaz no tiene relación con el nivel abusivo que implementa con las ministras de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero, a las que llama «psicópatas» y «lunáticas», pero se refiere a ella como «la puñetazo», para ella. suponiendo Tracción a Pablo Iglesias.
Mientras el «señor Feijóo» es un opositor político, con el que Abascal insiste en pactar pese a sus reiterados desplantes, Sánchez y Díaz son los «enemigos», según sus palabras, con los que no cabe pacto alguno, más que la victoria o la derrota. Por eso, sin embargo, en el desayuno informativo que protagonizó el martes, en el último acto público, dijo que hubiera preferido que en el debate de esta noche en TVE estudiara a Feijóo para que fuera “más plural y se explorara toda la oferta política que pudiera”. ”; de inmediato agregó: “Pero yo en realidad con quien me quiero comparar es con el Gobierno de la ruina”.
La utilización del líder del PP ofrece a Abascal una oportunidad única: aparecer ante los espectadores como el único capaz de entrar en contacto con el ‘dragón de dos cabezas’ del Gobierno de coalición. Las encuestas muestran que Feijóo está vampirizando al electorado a Abascal con el señuelo del voto útil, ma su respuesta no pasa por revolverse contra su rival, hasta que se enfrenta en solitario contra el enemigo común para demostrar que solo él tiene fuerzas para hacerlo. Vox se hizo viral a través de las redes un cartel en el que se ve a Abascal mirando retador a su izquierda (en el original miraba a la derecha) con la bandera de España por insignia; y del otro lado, en Sánchez y Díaz, con su rostro más fiero, y la hoz y el martillo como escudo. Es «el último debate», o lucha, entre España y anti-España, la vieja cruzada contra el comunismo, como el 18 de julio de hace 87 años, inicio de una guerra civil de la que Vox dice no querer hablar pero que sempre está latente en sus mensajes. Y ya se sabe quién tiene que ganar.