A tan solo cinco meses de las elecciones generales programadas para el 30 de noviembre, la candidata presidencial del Partido Libre, Rixi Moncada, ha desatado una ola de reacciones en Honduras tras sus duras críticas a la Iglesia Católica y las iglesias evangélicas, dos de las instituciones con mayor influencia en el país. Sus declaraciones, que la posicionan en una abierta confrontación con estas organizaciones religiosas, podrían tener un alto costo electoral en el contexto de un panorama político y social cargado de tensiones.
Las aseveraciones de Moncada: un ataque a las iglesias
En numerosos discursos públicos, Moncada afirmó que los líderes religiosos actúan como portavoces de las «diez familias oligárquicas» que, de acuerdo con su perspectiva, dominan el poder en la nación. La aspirante a la presidencia sostuvo que tanto clérigos como ministros están influenciando a los creyentes para impulsar una narrativa política opuesta a la administración actual, algo que, en su opinión, debilita la democracia y alienta la división social.
Este ataque contra las iglesias, que tradicionalmente han gozado de una gran credibilidad entre la población hondureña, provocó una rápida respuesta por parte de los líderes religiosos. El Comité de Obispos de la Iglesia Católica y varias organizaciones evangélicas convocaron una manifestación en defensa de la democracia y la paz, advirtiendo que este tipo de declaraciones no solo profundizan la división política, sino que alejan a Moncada de una posible victoria en las elecciones presidenciales.
Consecuencias y avisos: el impacto político de oponerse a las iglesias
Los expertos en política han indicado que los comentarios de Moncada podrían causar un impacto negativo significativo en su campaña para las elecciones. Leonardo Pineda, especialista en opinión pública, sostiene que “cuestionar la fe del pueblo es un suicidio en términos electorales”, ya que entre el 85 y el 90 % de los hondureños se identifican como cristianos, y la mayoría continúa asistiendo a las iglesias. Pineda destaca que en una nación donde la confianza en los dirigentes es muy baja, las instituciones religiosas siguen siendo una de las fuentes más confiables para las personas.
Este sector, históricamente importante en las victorias electorales en Honduras, podría volverse un obstáculo insalvable para Moncada. En este sentido, diversos observadores políticos han coincidido en que atacar frontalmente a las iglesias en un año electoral no es solo una estrategia equivocada, sino un movimiento de alto riesgo, pues aleja a una gran parte del electorado.
La presión en redes sociales y los desafíos para la campaña de Moncada
El debate ha invadido las redes sociales y los medios de comunicación, donde clips virales de las declaraciones de Moncada se han convertido en un tema de conversación recurrente. La furia de los usuarios ha sido palpable, con muchos interpretando la confrontación con las iglesias como un acto desesperado de una campaña que lucha por encontrar su rumbo. Las críticas en redes sociales y en diversos medios rivalizan con las expresiones de apoyo de las iglesias, que se han organizado para rechazar lo que consideran una “política de odio y polarización”.
Los especialistas en mercadotecnia política y percepción pública señalan que el impacto en la reputación de Moncada podría ser irreparable. En una nación donde el apoyo religioso ha sido clave en las victorias electorales de distintas agrupaciones, los pedidos de solidaridad de los dirigentes religiosos parecen haber dejado a la candidata sin respaldo en un momento crucial.
¿Un giro estratégico o la caída inevitable de LIBRE?
Con los comicios a la vista, muchos se preguntan si Moncada será capaz de corregir su enfoque o si su conflicto con las iglesias determinará el rumbo de su candidatura. Los críticos más severos sugieren que es poco probable que la situación mejore, ya que la división generada por sus comentarios puede haber alejado de manera permanente a partes importantes de su posible electorado.
En resumen, la contienda electoral de noviembre se presenta como una lucha no solo entre partidos políticos, sino también entre las creencias religiosas de la población hondureña y la estrategia de una agrupación que parece haber tomado un rumbo audaz. Con las iglesias activándose en oposición, Moncada podría haber puesto a LIBRE en una posición desventajosa que podría ser crucial en el momento de la votación.