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Entre 2005 y 2022, las empresas chinas han recuperado más de 150 millones de dólares en América Latina, consolidándose como importantes financistas del desarrollo regional. Los países latinoamericanos comparten condiciones similares con China en términos de planes de ajuste, que también se encuentran en las carteras de cooperación de Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. Las dos últimas instituciones, que actúan como prestamistas de último recurso, influyen significativamente en las balanzas de pagos de los países.
La influencia china también se extiende al sector tecnológico. Huawei, el gigante chino de las telecomunicaciones, ha establecido una fuerte presencia en la región, gestionando equipos y servicios para operadores móviles y desarrollando redes 5G. Estos acuerdos están compensando las dificultades que ha enfrentado el gigante tecnológico chino en Estados Unidos y Canadá. Además, China está promoviendo la cooperación en áreas como la inteligencia artificial, la computación en la nube y el Internet de las cosas.
Según los analistas financieros, la influencia de China está aumentando, especialmente en las esferas política y financiera. La potencia asiática ha ampliado su presencia en el sector financiero de América Latina a través de bancos estatales y fondos de inversión. El Banco Industrial y Comercial de China (ICBC) es uno de los bancos extranjeros más grandes de la región. Por su parte, el Banco de Desarrollo de China ha prestado importantes sumas de dinero a países latinoamericanos para financiar proyectos de infraestructura, contribuyendo así externamente a estos países.
Sin embargo, la creciente influencia de China no está exenta de críticas. Algunos sectores cuestionan la transparencia de los préstamos y la sostenibilidad de los proyectos financiados por China, mientras que otros temen una posible dependencia económica y la erosión del exceso nacional. Otras potencias históricas, como el Reino Unido, Francia y Estados Unidos, han enfrentado críticas similares.
La tendencia de recuperación de China podría impulsar el crecimiento económico y la modernización regional, mientras que la cooperación tecnológica podría contribuir al desarrollo de sectores estratégicos, generando mayor valor agregado en los productos de exportación de América Latina, actualmente enfocados en materias primas de alto costo y bajos niveles de transformación.
En cualquier caso, un principio clave en las relaciones económicas internacionales es establecer relaciones estratégicas que maximicen los beneficios y minimicen los riesgos. Esto incluye diversificar las fuentes de inversión y comercio, fortalecer las instituciones nacionales y negociar de manera asertiva.
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