Lun. Dic 9th, 2024

Ucrania ha perdido importantes plantas de generación eléctrica durante la guerra, que han sido destruidas o están en manos rusas. La principal pérdida ha sido la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa y desde 2022 bajo control del invasor. Zaporiyia aportaba la mitad de la energía de origen atómico del país. El suministro de energía está siempre amenazado por interrupciones en la generación y Kiev quiere poner remedio con la construcción de cuatro nuevos reactores nucleares.

El ministro de Energía, German Galushchenko, anunció el jueves a la agencia Reuters que las obras empezarán en verano o en otoño, y que los reactores se instalarán en la central de Jmelnitski, en el oeste del país y lejos del frente de guerra. Rusia llevó a cabo entre otoño de 2022 y enero de 2023 una campaña de bombardeos contra infraestructuras energéticas que dejó a millones de personas sin suministro eléctrico. El invasor no atacó los reactores nucleares de las tres plantas bajo control ucranio —en Jmelnitski, Rivne y Mikolaiv—, pero desde entonces se han reforzado sus defensas antiaéreas.

Dos de los nuevos reactores se construirán con material de antiguos reactores soviéticos importados desde Bulgaria, y otros dos serán adquisiciones a la compañía estadounidense Westinghouse. Galushchenko precisó que el primer nuevo reactor podría estar listo en dos años y medio.

El plan para triplicar el número de reactores en Jmelnitski confirma el peso industrial y económico que están acumulando las regiones occidentales de Ucrania, en detrimento de las del este, más próximas a la amenaza militar rusa. La decisión también confirma que Kiev contempla que la central de Zaporiyia no vuelva a estar bajo su control en el largo plazo. Rusia no solo ha desconectado esta central de la red eléctrica ucrania, sino que ha establecido en ella unidades militares y ha minado las instalaciones para disuadir intentos de asalto para retomarla.

Perdida la mitad de la capacidad eléctrica

Ucrania producía antes de la guerra 50 gigavatios de electricidad, más de la mitad provenientes de sus centrales atómicas, según indica el Instituto de Investigación de Política Exterior (FPRI) en un informe del pasado diciembre. Este instituto estadounidense estima, a partir de datos de las empresas estatales ucranias, que la producción actual es de 27 gigavatios: la mitad de su capacidad se ha perdido por la destrucción de instalaciones en bombardeos o porque las centrales están en territorios ocupados por Rusia.

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El FPRI también subraya la capacidad que ha tenido Ucrania de exportar de forma intermitente electricidad a la UE durante la guerra, una fuente de ingresos importante, y recuerda que en junio de 2023, los gobiernos ucranio y polaco firmaron un acuerdo para recuperar una red que permite exportar electricidad de Jmelnitski a Rzeszow (Polonia).

El documento del FPRI concluye que la energía nuclear es la apuesta del Gobierno ucranio para descarbonizar su economía, con el objetivo de aumentar un 70% su producción para 2040. Este centro de estudios estadounidense constata que las inversiones en fuentes de energías renovables han quedado congeladas por la amenaza de la guerra.

La peor catástrofe nuclear de la historia se produjo en 1986 en Ucrania, en la central atómica de Chernóbil. Pese a ello, la oposición a la energía nuclear en Ucrania es minoritaria. En 2015 se publicó uno de los estudios más completos sobre la percepción que tiene la sociedad ucrania de la energía nuclear. El informe fue elaborado por el Centro Nacional de Ecología, por el Instituto Internacional de Sociología de Kiev y por la Fundación Friedrich Ebert, vinculada a Los Verdes alemanes: un 83% de los ucranios veían la energía nuclear como “una aceptable fuente de energía” y solo un 24% era partidario de abandonarla gradualmente. Pese a ello, Ecoaction, una ONG ucrania para la protección del medio ambiente, publicó una encuesta en 2022 en la que un 60% de los entrevistados decía estar a favor de abandonar la energía atómica.

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